Los esclavos no eran considerados como seres humanos. Se podían comprar o vender o incluso darles muerte si su dueño así lo decidiera. El esclavo podía recuperar su libertad o comprarla, entonces se llamaba liberto.
Pertenecían a su dueño y no tenían ningún derecho.
Los esclavos afortunados eran bien educados, y actuaban como maestros o doctores. Los menos afortunados tenían vidas terribles, haciendo los trabajos que nadie queria hacer y los maltrataban.
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